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Detrás de nuestra emociones hay grandes aprendizajes.

No intentes controlarlas, mejor aprende a gestionarlas.

Cuando controlamos nuestras emociones estas se quedan como energía estancada que se somatiza en el cuerpo.

Por el contrario, cuando nos permitimos sentirlas y reconocerlas sin resistencia, notaremos cómo pierden su poder y se van desvaneciendo.

Cuando evadimos nuestras emociones podemos llegar a medicarnos no solo con drogas o medicamentos, sino también con exceso de comida, exceso de trabajo, exceso de redes sociales, con relaciones tóxicas, y cualquier otro tipo de adicción.

Cuando te descubras en alguno de estos comportamientos, pregúntate

¿Qué vacío estoy queriendo llenar? ¿De qué emoción estoy queriendo escapar?

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