“La vida sin arte sería un error” F. Nietzsche.
Imaginar un mundo sin la grandiosa contribución del arte nos dejaría un mundo gris; donde el color, la magia y lo maravilloso del género humano quedaría relegado a un segundo plano. Y es que un mundo sin LAS CUATRO ESTACIONES de Antonio Vivaldi, sin LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA de Pablo Picasso, sin el AZUL de Rubén Darío o sin él DAVID de Miguel Ángel nos legaría una vida que adolece del mas delicioso aprendizaje cultural.
Precisamente, gracias a estos artistas y su imborrable legado, nuestra sociedad se permite coincidir en espectáculos donde la cultura florece y posibilita que, en medio de estos brotes de fraternidad conjunta, ocurra un aprendizaje continuo en el que, de paso sea dicho, la cultura encuentra su asiento y permite que el conocimiento fluya a través de las mentes de aquellos quienes disfrutan de la riqueza que reside en estas bellas artes.
Cultura y aprendizaje, sin ser sinónimos, tienen un significado conjunto que edifica al ser humano y potencia, en esa humanidad, el desarrollo de talentos por medio de aprendizajes significativos que son transmitidos, a las generaciones venideras; dejando en este presente continuo una huella indeleble que queda grabada, con letras magistrales, en la memoria inmaterial de lo que representa la expresión del presente: EL ARTE.
Alejandro Ceballos Pizarro